Los mitos son creencias de una cultura o de una comunidad que, a fuerza de repetirse, se convierten en ‘verdades absolutas’ –que habitualmente no tiene que ver con la realidad– y que influyen en los hábitos y costumbres de dichas culturas y/o comunidades. En el campo de la alimentación existen mitos que, como supuestas verdades, influyen de forma muy importante en diferentes y múltiples aspectos, aportando pocos beneficios e incluso siendo en ocasiones perjudiciales para nuestra salud. Mitos hay muchos, Pedro Orós, pediatra, y Joaquín Martínez, experto en prevención, nos hablan hoy sobre los más habituales y genéricos.
El mito de la ‘alimentación natural’ siempre enfrentado a lo ‘artificial’ –considerando este último aspecto como malo y perjudicial–. En este punto, y siendo absolutamente estrictos, deberíamos considerar que el único alimento ‘natural’ de verdad es la leche materna, ya que el resto de productos sufren o experimentan algún tipo de manipulación, ya sea en su elaboración, cuidado o distribución –sin que debamos considerar que ninguna de ellas sea perjudicial–, que les harían perder la propiedad de ‘naturales’.‘Alimentos buenos’ o ‘alimentos malos’, cuando por definición, «alimento es todo conjunto de sustancias que aportan nutrientes al organismo, favoreciendo su desarrollo y funcionamiento». Así, podemos deducir que no hay alimentos malos, sino usos y consumos inadecuados. Por ejemplo, nuestro ‘oro liquido’, que es el aceite de oliva, con cualidades excelentes, pero que si se consume en exceso puede perder su efecto beneficioso.El de los ‘alimentos frescos’ es otro de los mitos de uso muy extendido. Actualmente y con la tecnologías que se aplican y con los controles sanitarios que se realizan, se puede prolongar el estado de ‘frescura’ con mejores propiedades -vitaminas, minerales…- en alimentos tratados para ello que en los considerados habitualmente ‘naturales-frescos’, teniendo, además, en cuenta que pueden ser consumidos en lugares a los que, de otro modo, nunca habrían llegado.También podemos hablar de ‘alimentos simpáticos’ o alimentos que siempre han gozado de buena fama y mejor promoción. Por ejemplo, la famosa jalea real. Se ha demostrado que este maravilloso alimento para la abeja reina -que poco tiene que ver con nosotros ni anatómica ni funcionalmente-, si alguna vez llegásemos a parecernos a estos insectos, la dosis que deberíamos tomar para gozar de sus propiedades sería de unos 700 kilogramos al día para conseguir su capacidad reproductiva, que nada tiene que ver con la capacidad intelectual o acción sobre el cansancio de los niños y jóvenes.
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