El
agua es fundamental para el ser humano, ocupando el segundo lugar,
después del oxígeno, como elemento esencial para la vida.
*SENC: Sociedad española de Neurociencia
*SEDCA: Sociedad Española Dietética y ciencias de la Alimentación.
Es
el componente más abundante del organismo, al comprender entre el 50
y el 80% del peso corporal total, variando en función de la edad,
del sexo, de la masa muscular, del tejido adiposo y del estado de
hidratación.
El
agua participa de forma directa en numerosas funciones del organismo,
tales como la termorregulación, el transporte de nutrientes a las
células, la eliminación de sustancias de desecho, la lubricación
de las articulaciones o la regulación de los electrolitos en sangre.
La
consideración del agua como nutriente esencial al mismo nivel que
los demás nutrientes en los tratados de nutrición y guías
alimentarias es relativamente reciente. De hecho, hasta el año 2004
el agua no se incorpora a la pirámide de alimentación de la SENC* y
en el 2005 a la Rueda de los alimentos de la SEDCA*. En 2001, el agua
se incluye por primera vez en la guía alimentaria para la población
española. En la actualidad, en muchos países europeos sigue
faltando la recomendación relativa a la ingesta de agua en las
pirámides/guías alimentarias. En cambio, en el mundo del deporte,
las recomendaciones alimentarias ya incluían el agua y las bebidas
desde los años 1980.
El
ser humano obtiene el agua a través de la ingesta de bebidas y
alimentos. Además, existe un pequeño aporte de agua por el
metabolismo celular, como resultado de la digestión de los
alimentos, que se denomina agua metabólica.
La
pérdida de agua corporal incluye las pérdidas insensibles
(evaporación a través de la piel y a través de la respiración), y
la eliminada por orina, heces y sudor.
Estas
pérdidas se ven incrementadas cuando se produce una mayor sudoración
como consecuencia del calor ambiental o de práctica de ejercicio
físico intenso y en situaciones de diarrea, vómito, infección,
fiebre o alteraciones renales.
El
equilibrio entre la ingesta de líquido y las pérdidas es de suma
importancia y cualquier alteración del mismo puede poner en peligro
la vida del sujeto. El balance negativo se denomina deshidratación,
que puede ser isotónica, hipertónica e hipotónica en función de
la cantidad de sales minerales perdidas en relación con la pérdida
de agua. Los principales grupos de riegos en relación con la
deshidratación
son
los bebés, niños, deportistas y profesionales como bomberos,
trabajadores de la construcción, etc, ancianos y enfermos. Algunos
datos recientes reflejan un preocupante estado de deshidratación en
enfermos hospitalizados.
La
sed es la señal fisiológica que nos incita a beber y a evitar la
deshidratación.
Se
ha visto que la
sensación de sed no aparece hasta que estamos entre un 1 o 2%
deshidratados.
La
deshidratación afecta a todas las personas y
permanecer hidratado es tan importante para los deportistas como para
las personas que llevan una vida sedentaria.
La
deshidratación leve puede producir en las mujeres dolores de cabeza,
cansancio y
dificultad
para concentrarse.
Sus síntomas son mayores que los observados en hombres.
La
memoria, el aprendizaje y la capacidad de atención pueden disminuir
por
la falta de líquidos y todavía no se sabe muy bien por qué las
mujeres son más vulnerables que los hombres.
Los
especialistas recomiendan ingerir alimentos ricos en agua como
frutas y verduras y si te resulta difícil beber agua puedes variar
el consumo de distintas bebidas como zumos naturales, limonada,
batidos, sopas frías, infusiones y leche. Si varías las bebidas que
tomas durante el día te resultará más fácil conseguir una
correcta hidratación.
La
principal
utilidad fisiológica,
es la de servir de medio en el cual se producen prácticamente la
totalidad de las reacciones orgánicas en los seres vivos. Pero esa
no es la única función del agua en el ser vivo, siendo también
reactivo o producto de reacción de dichos procesos bioquímicos.
También
forma
parte integrante de macromoléculas biológicas
como ácidos nucleicos, proteínas o glucógeno. En estos casos el
agua hidrata y estabiliza a los compuestos de tal forma que si se
produce una deshidratación la molécula en cuestión se puede volver
inestable.
El
agua es además en el ser humano y numerosos animales terrestres un
medio ideal de eliminar
las sustancias químicas más peligrosas generadas
en su interior (urea, ácido úrico, creatinina). Nuestra orina, no
es un simple medio de eliminar el exceso de agua ingerida, sino que
es una vía de excreción preferente no sólo de las sustancias antes
mencionadas, sino también de otros compuestos que el organismo no
puede catabolizar.
Otra
de las múltiples funciones del agua es la de poder disipar
calor del organismo mediante
su evaporación (580 Kcal/L).
Gracias
a ello el hombre y los animales exponemos superficies húmedas
(nuestra piel sudorosa, o la lengua y la mucosa bucal) a ambientes
secos y calurosos para provocar la evaporación del agua en dichas
superficies, lo cual produce un secuestro de calor corporal que
permite enfriarlo. En esto se basa en los humanos el mecanismo de
sudar ante el calor, o en los perros jadear con la boca abierta y la
lengua fuera.
Debemos
añadir a sus funciones la de servir
de protección a
estructuras externas del organismo per sé (en forma de
amortiguación) o llevando sustancias con este cometido (como las
lágrimas).
El
agua es el vehículo de la naturaleza.
*SENC: Sociedad española de Neurociencia
*SEDCA: Sociedad Española Dietética y ciencias de la Alimentación.
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