1-. Planificando la ruta.
Para
poder disfrutar bien de la naturaleza es importante tener una forma
física aceptable. La semana antes de la marcha es bueno hacer algo
de ejercicio para empezar a tonificar la musculatura y evitar que
ésta se quede agarrotada ante la primera adversidad. Es aconsejable
estirar bien los músculos antes de salir y al regresar.
Evitaremos
posibles lesiones y tendremos menos agujetas cuando regresemos.
Primero
hay que estudiar la ruta: Si es sencilla, tampoco hay que seguir
ninguna alimentación especial; simplemente una buena alimentacion, y
una buena hidratación.
Cuando
nuestro objetivo ya es una ruta un poco más exigente, es bueno que
nuestros músculos vayan llenos de reservas. Para ello, los tres días
antes de la ruta, se debe hacer especial hincapié en alimentos ricos
en hidratos, con índice glucémico bajo o medio (fruta, ensaladas,
legumbres, cereales integrales, pasta).
Y por supuesto la hidratación debe ser máxima: al menos dos litros entre agua y zumos cada día.
Si la alimentación es completa, no es necesario tomar suplementos multivitamínicos.
Y por supuesto la hidratación debe ser máxima: al menos dos litros entre agua y zumos cada día.
Si la alimentación es completa, no es necesario tomar suplementos multivitamínicos.
2-.
Nos ponemos en marcha!
Para
empezar, el desayuno del día de la ruta tiene que ser nutritivo, en
el que predominen los hidratos de carbono: Una taza de leche con
cereales integrales, un zumo de naranja y pan con aceite (Esto
también depende del tiempo que disponemos entre el desayuno y el
comienzo de la ruta; si hay poco tiempo, el desayuno debe ser mas
ligero).
Una
vez que comenzemos la ruta, es importante mantener el curpo bien
hidratado. Para ello, beberemos agua o bebidas isotónicas cada 15-20
minutos, sin tener sed; ya que la sed, es el primer sintoma de
deshidratación.
Aunque
nuestro desayuno haya sido fuerte y abundante, hay que ir reponiendo
los hidratos de carbono que vamos perdiendo con la ruta. Lo ideal es
ir haciendo pequeños “picoteos” si no hay una parada programada,
cada hora y media o dos horas: frutos secos(mejor ciruelas secas,
pasas o higos, que cacahuetes, almendras, etc; aunque su composición
es muy buena, su alto contenido en grasa no los hace adecuado para
todas las personas), barritas energéticas, chocolate, plátanos,
naranjas, galletas...
Si en cambio, hay
programada una parada para hacer una comida, aparte de alguna fruta o
alguna barrita energética, podemos llevarnos un bocadillo (tortilla,
atún, jamón york y queso...a gusto), ya que el pan está compuesto
por hidratos de carbono.
Es
importante mantener siempre una correcta hidratación, por lo que no
hay que esperar a tener la sensación de sed. Lo idóneo es ir
bebiendo agua cada veinte minutos y así evitar la
deshidratación. Podemos llevarnos agua, bebidas isotónicas o
zumos. No es conveniente llevar bebidas alcohólicas, pes dificultan
la hidratación y favorecen la eliminación de electrolitos por la
orina.
En
ausencia de ejercicio físico perdemos al día entre 2 y 3 litros de
líquido de nuestro organismo (sudor, orina, respiración). Al
realizar ejercicio, la pérdida de líquido y, por tanto, la
necesidad de su reposición, aumenta considerablemente. Se estima que
si se pierde un 2% del peso en líquido (para una persona de 70 Kg,
esto son 1.4 litros), el rendimiento deportivo disminuye un 20%.
Además, si se pierden líquidos y no se reponen, el mecanismo de
termoregulación del sudor queda limitado, por lo que la temperatura
corporal puede subir fácilmente.
Cuando se hace ejercicio
físico hay que beber líquidos antes, durante y después del mismo.
El consumo de líquidos al realizar actividad física siempre tiene
efectos positivos, sea cual sea su temperatura, aunque las bebidas
frías, además de ser más apetecibles, se absorben más
rápidamente.
Las bebidas deportivas (isotónicas)
tienen concentraciones de glucosa y sales (electrolitos) semejantes a
las de nuestro cuerpo, por lo que se absorben rápidamente, además
del aporte de agua. Esta rehidratación y reposición de minerales
ayuda a prevenir la aparición de fatiga temprana.
Por
lo tanto, es importante que nunca se nos olvide nuestra cantimplora o
botella, ya sea con agua, zumos o bebidas isotónicas.
No
hay que beber nunca de ríos o lagunas. Aunque veamos el agua limpia,
nunca sabemos que hay más arriba.
3-. Por fin llegamos!
Antes de abandonar por completo el espacio donde se ha desarrollado nuestra actividad, es fundamental que hagamos un estiramiento, para enfriar los músculos.
Y es esa sensación, entre bienestar y quemazón muscular, la que tenemos cuando soltamos nuestra mochila y estamos preparados para darnos una buena ducha tonificante y relajante.
Una vez que estamos descansados, limpios y relajados, seguro que nos entra un hambre voraz.
Es aconsejable tomar algo ligero y equilibrado, como una ensalada de pasta, un sándwich mixto, etc. Si lo acompañamos de un zumo, bebidas isotónicas o similar, repondremos los minerales perdidos en el día.
Después de cenar, nuestra sensación de bienestar se multiplicará por mil, y esa noche, seguro que duermes genial!
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