Pensemos en comida en diferentes países. Cambia mucho de un país a otro, ¿no?
Lo que una sociedad considera como normal o inclusive muy deseable, otra lo puede considerar como repulsivo o inaceptable[Las langostas, los cangrejos y los camarones se consideran alimentos valiosos y delicados por muchas personas en Europa y América del Norte, pero son repulsivos para otras tantas en África y en Asia, sobre todo para quienes viven lejos del mar. Los franceses comen carne de caballo y los ingleses generalmente no. Muchas personas se deleitan con carne de monos, serpientes, perros y ratas o comen ciertos tipos de insectos, muchas otras encuentran que estos alimentos son muy desagradables. La religión puede tener una importante función en prohibir el consumo de ciertos platos. Por ejemplo, ni los musulmanes ni los judíos consumen cerdo, mientras los hindúes no comen carne y con frecuencia son vegetarianos].
Factores culturales de los alimentos y del acto de comer.
La alimentación es un hecho que trasciende la biología para entrar de lleno en la cultura, prueba de ello son los argumentos siguientes:
- Existen preferencias y aversiones muy diferentes de unas culturas a otras en relación con unas mismas fuentes de proteínas (por ejemplo: insectos, ranas, caracoles, cerdo, vaca, etc.) que van más allá de los condicionamientos biológicos y que nos remiten a diferentes estrategias particulares de adaptación al medio. - En todas las culturas conocidas, las prohibiciones alimentarias parecen mucho más importantes cuando se trata de productos animales que cuando se trata de productos vegetales. Los animales tienen atributos morfológicos que los aproximan mucho más a los seres humanos. Y cuanto más se aproximan, tanto más son objeto de prohibiciones y aversiones, pues, a diferencia de la savia de los vegetales, la sangre de los animales remite a la imagen de la vida humana.
- Muy frecuentemente, la carne es el alimento más demandado. La valoración de la carne en numerosas culturas e innumerables épocas es una constante, hasta el punto de que los historiadores han medido la prosperidad de un período y/o de una categoría social por el aumento del consumo per cápita de carne.
Se puede afirmar que la cocina, o mejor dicho las cocinas, reflejan las sociedades.
La aplicación rigurosa de las reglas alimentarias ha sido, a lo largo del tiempo, una protección contra la aculturación y la pérdida de identidad ante el contacto cultural con otros grupos y es muy lógico que los colectivos de inmigrantes no quieran abandonar ciertas prácticas, sino, por el contrario, crear en sus sociedades de destino los espacios adecuados para satisfacer las demandas de productos axiales en su alimentación de origen y sus peculiaridades alimentarias. Se ha podido comprobar, en efecto, que, en ciertas situaciones de minorías culturales, algunos trazos culinarios persisten aunque otros se hayan olvidado. Así, el estilo alimentario parece, aunque acostumbra a registrar cambios de diferente tipo, más fuerte y más duradero que otras características culturales que son, no obstante, también básicas, como las prácticas religiosas, el uso de la lengua materna o los vestidos. En caso de asimilación total, las prácticas alimentarias serían las últimas en desaparecer. Incluso, sucede que adquieren un lugar muy importante para marcar las diferencias con la sociedad de destino, dado que sus portadores le confieren una significación considerable.
Lo que una sociedad considera como normal o inclusive muy deseable, otra lo puede considerar como repulsivo o inaceptable[Las langostas, los cangrejos y los camarones se consideran alimentos valiosos y delicados por muchas personas en Europa y América del Norte, pero son repulsivos para otras tantas en África y en Asia, sobre todo para quienes viven lejos del mar. Los franceses comen carne de caballo y los ingleses generalmente no. Muchas personas se deleitan con carne de monos, serpientes, perros y ratas o comen ciertos tipos de insectos, muchas otras encuentran que estos alimentos son muy desagradables. La religión puede tener una importante función en prohibir el consumo de ciertos platos. Por ejemplo, ni los musulmanes ni los judíos consumen cerdo, mientras los hindúes no comen carne y con frecuencia son vegetarianos].
Factores culturales de los alimentos y del acto de comer.
La alimentación es un hecho que trasciende la biología para entrar de lleno en la cultura, prueba de ello son los argumentos siguientes:
- Existen preferencias y aversiones muy diferentes de unas culturas a otras en relación con unas mismas fuentes de proteínas (por ejemplo: insectos, ranas, caracoles, cerdo, vaca, etc.) que van más allá de los condicionamientos biológicos y que nos remiten a diferentes estrategias particulares de adaptación al medio. - En todas las culturas conocidas, las prohibiciones alimentarias parecen mucho más importantes cuando se trata de productos animales que cuando se trata de productos vegetales. Los animales tienen atributos morfológicos que los aproximan mucho más a los seres humanos. Y cuanto más se aproximan, tanto más son objeto de prohibiciones y aversiones, pues, a diferencia de la savia de los vegetales, la sangre de los animales remite a la imagen de la vida humana.
- Muy frecuentemente, la carne es el alimento más demandado. La valoración de la carne en numerosas culturas e innumerables épocas es una constante, hasta el punto de que los historiadores han medido la prosperidad de un período y/o de una categoría social por el aumento del consumo per cápita de carne.
Se puede afirmar que la cocina, o mejor dicho las cocinas, reflejan las sociedades.
La aplicación rigurosa de las reglas alimentarias ha sido, a lo largo del tiempo, una protección contra la aculturación y la pérdida de identidad ante el contacto cultural con otros grupos y es muy lógico que los colectivos de inmigrantes no quieran abandonar ciertas prácticas, sino, por el contrario, crear en sus sociedades de destino los espacios adecuados para satisfacer las demandas de productos axiales en su alimentación de origen y sus peculiaridades alimentarias. Se ha podido comprobar, en efecto, que, en ciertas situaciones de minorías culturales, algunos trazos culinarios persisten aunque otros se hayan olvidado. Así, el estilo alimentario parece, aunque acostumbra a registrar cambios de diferente tipo, más fuerte y más duradero que otras características culturales que son, no obstante, también básicas, como las prácticas religiosas, el uso de la lengua materna o los vestidos. En caso de asimilación total, las prácticas alimentarias serían las últimas en desaparecer. Incluso, sucede que adquieren un lugar muy importante para marcar las diferencias con la sociedad de destino, dado que sus portadores le confieren una significación considerable.
El momento de la comida es una situación importante que suma, al valor motivacional de la alimentación, la motivación por la pertenencia social. El hecho de proporcionar alimentos a los miembros de la familia o el grupo de amigos se considera un acto de estrechamiento de los lazos sociales. El simple hecho de comer con la familia hace de ese momento un momento lleno de sensaciones positivas que rodean al acto de comer.
Siempre se ha dicho que comer solo es muy triste, y es cierto, ya que tenemos la comida más como hecho social que una necesidad de nutrirnos.
Preparar un plato especial y compartirlo en momentos especiales (celebración de bodas, bautizos, comuniones, cumpleaños, aniversarios, etc.) conforman un rito social que incrementa la identidad del grupo
¿Que es lo que más os llama la atención con respecto a la alimentación de otras culturas o países?
(Contreras et al., 2011) (FAO, OMS)
Una entrada muy interesante, sobre todo en lo referente a la identidad cultural de la comida, en todo tipo de sociedades. Piensas que es algo innato? Para cada uno, la mejor comida es la de su madre, con la que se ha criado. Crees que ese lazo subconsciente tiene algo que ver con la identificacion gastrocultural?
ResponderEliminarHola Macko! Primero, gracias por tu visita y por comentar! :) Igual no es algo innato, pero algo con lo que se crece. Como bien dices, cada uno piensa que la comida de su madre o de sus abuelas es la mejor, porque ha crecido comiendo eso, asociará momentos familiares con esas comidas, con esos olores... Y será algo subconsciente, si.
EliminarAún así, dentro de un marco físico, las personas de Andalucía, mas o menos, comemos todas iguales. Y tampoco hay mucha diferencia con respecto lo que se come en Andalucía, que lo que se come en Galicia, en Madrid o Extremadura. está claro que en cada sitio es más típico una cosa (por ejemplo las fabes en Galicia, y en Andalucía se tira más para el puchero), pero a groso modo, las comidas cambian con el tipo de religión (este cambio es muy visible), que tiene una gran influencia en la cultura de cada país. :)
A mí me costó mucho, cambiar la dieta al principio. No estaba acostumbrada a comer pescado, muchas verduras o el estilo de como se prepara me resultó muy raro. Aún me cuesta comer cosas "con ojos" (chipirones etc). Y mi familia ní toca al pescado etc. cuando vienen a visitarme. Es tambien porque en un país donde no hay mar y no es tan común comer mariscos etc., resulta algo raro, como ya dices arriba.
ResponderEliminarAunque tengo que decir que he encontrado muchos nuevos platos favoritos tambien. Yo creo que es una cuestion de atreverse y abrirse a cosas nuevas (como con todo en la vida), entonces se puede disfrutar mucho más.
Pues si, he sido observadora en tu cambio de dieta :P
ResponderEliminarLo del pescado, pues es como dices, vienes de una zona donde no hay mar, y aquí, estamos rodeados de agua! Es una cultura gastronómica distinta; ni mejor ni peor, simplemente distinta.
Yo también he descubierto la raclette gracias a ti, y varias cosillas mas, pero no sabría decirte como se llaman.. jajaja
Hay un mundo entero para comérselo! :)